Karim entornó los ojos para mirar a lo lejos:
Veía arbustos, corderos y cabras; pero no podía
ver a su madre.
A Karim se le hizo un nudo en la garganta
y por sus mejillas resbalaron dos lagrimones.
Miró a un lado y a otro: no sabía regresar?
Esta historia traslada una vez más a la literatura
infantil la facilidad con la que pueden perderse
los niños apenas se separan de la mano de
sus padres. No obstante, si en otros cuentos el
pequeño se encuentra en un territorio hostil o
tenebroso, en esta historia la madre naturaleza,
poderosa y bella, protege y cuida a Karim como
uno más de sus hijos.