El sueño de un creador es poseer los poderes ocultos del brujo y conseguir con ellos efectos mágicos que transformen la realidad cotidiana en otra más profunda, bella y esencial, ante los sorprendidos ojos de la tribu. Enseguida descubrimos que por el hecho de disfrazarnos y pintarnos, y hacer gestos y signos espectaculares, no pasamos de ser farsantes en el terreno de la ilusión, con más o menos acierto. Los médicos desean curar a los enfermos que llegan a su lado posando sus manos sobre ellos. Cuando descubren el pobre resultado del acto simbólico, no les queda más remedio que ponerse a estudiar medicina y a investigar durante toda su vida. Mucho más interesante que escribir este manual hubiera sido inventar unas pastillas con poderes especiales que otorgaran el don del conocimiento y la capacidad artística creadora. Busqué el plano secreto, el camino fácil y directo, y al final tuve que aceptar realizar el rodeo necesario a partir de los planos limitados de otros exploradores del pasado. En las páginas de este manual están las pistas que conseguí encontrar que a mí me parecieron más fiables, los materiales que creo más útiles para la inmersión en el océano del hecho teatral. Cada uno puede recorrerlas según sus gustos, motivaciones y necesidades: de principio a fin, a saltos, eligiendo los caminos más esotéricos o los más racionales, o leyendo sólo los capítulos o partes que resulten más de su interés. La meta no es el conocimiento por el conocimiento, sino la perla escondida en el fondo del mar, el diamante de la montaña profunda, pero? ¿cómo llegar a ellos si no es buscándolos? José Luis Alonso de Santos.