Cualquier aficionado al cine tiene algo más que la sospecha de que el Hollywood clásico, la «fábrica de sueños» de las décadas treinta a cincuenta del siglo pasado, ya no es lo que era, y no sólo porque el glamour y el ingenio de aquellas películas hayan pasado a mejor vida, sino porque las estructuras económicas e industriales que los sustentaban –los grandes estudios, los magnates de épica biografía, las lujosas salas de estreno, los pequeños cines de sesión doble– han desaparecido también. Edward Jay Epstein da cuenta de ese cambio con una documentación exhaustiva, que combina la anécdota y el detalle esclarecedor con una información tan rigurosa como amena. Si, en la «edad dorada», el dinero de la industria procedía casi en exclusiva de una sola fuente –la taquilla–, hoy en día las películas no suponen más que un mínimo porcentaje de los ingresos de un universo mediático dominado por seis grandes conglomerados empresariales –Sony, Time Warner, Disney, Viacom, NBC Universal y News Corporation–. Los ingentes beneficios de estas corporaciones proceden de una miríada de empresas y vías de explotación de las imágenes: vídeo, DVD, bandas sonoras, videojuegos, televisión por cable y hasta parques temáticos. Pero el dinero no lo es todo y Epstein analiza cuanto se cuece detrás de la gran pantalla: la infantilización del público y de las películas, el papel del cine «independiente» dentro del engranaje, la intencionalidad política de los mensajes... En suma, una panorámica iluminadora de la evolución de esta industria fascinante, un Hollywood que ha sabido sobrevivir y adaptarse, como si todo hubiera de cambiar para que nada cambie.