Dividida en dos, Buda y Pest, por el río Danubio, la turbulenta historia de la capital húngara, la ha convertido en una ciudad tan interesante como maravillosa y en uno de los principales destinos turísticos de Europa. Con templos góticos y barrocos, el imponente Castillo de Buda (Palacio Real), sus puentes, la elegante avenida Andrássy, y el emblemático edificio del Parlamento asomado a una de las orillas del Danubio. Precisamente el conjunto formado por el Castillo y las dos riberas del río están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.