Entre la apacible calma del cielo y del mar, así describió Fuerteventura Unamuno. Próxima al cabo Juby, la Isla se encuentra a unos 90 km de la costa africano-sahariana, destaca por su clima siempre benigno, paisaje descarnado propicio para hacer senderismo. Cuenta con media docena de localidades muy turísticas, de sol y playa, contrapeso de una importante cultura etnográfica que se refleja en su red de museos campestres, en el paisaje agrario y en los quesos, más la tradición de los primeros majos y de aquellos que levantaron en medio de la nada la majestuosa Betancuria. En definitiva: casitas blancas, mucho turismo activo... y playas interminables, sin nadie, paradisíacas, con su azul turquesa y sus amplísimos arenales porque algunas de las mejores playas del mundo están aquí. Toda la isla fue declarada por la UNESCO reserva de la biosfera.