Bulgaria es un país antiguo y con una fuerte personalidad que, inexplicablemente, ha estado fuera de los circuitos turísticos europeos hasta hace un tiempo. Situado en una encrucijada de caminos (entre Oriente y Occidente), ha recibido influencias de pueblos como los tracios, griegos, eslavos, otomanos o rusos. Bellísimos y escondidos monasterios como el de Rila (del siglo X y declarado Patrimonio de la Humanidad), Bachkovo o Troyan, iglesias rupestres, ciudades medievales (como Nessebar), tumbas tracias y playas interminables y soleadas en la costa del Mar Negro, además de reservas naturales y grandes extensiones de bosques. A lo anterior hay que añadir la hospitalidad de los búlgaros, su deliciosa gastronomía, un rico folclore y unas tradiciones ancestrales entre las que mencionar el célebre Nestinarstvo (danza del Fuego). Todo ello convertirá la visita a Bulgaria en toda una sorpresa y una experiencia inolvidable.