Bernd Freytag von Loringhoven fue uno de los últimos hombres que salieron con vida del búnker de Berlín, el día antes del suicidio de Hitler. Durante nueve meses había estado al lado del Führer, asistiendo diariamente, como ayudante de campo del general Guderian, a las conferencias en que se decidía el curso de la guerra. Más tarde, ya en el búnker, se convirtió en el oficial encargado de proporcionar información, hasta que el propio Hitler le autorizó a marchar y le deseó buena suerte. Logró pasar entre las líneas rusas, fue detenido por los británicos y, una vez en el campo de prisioneros, escribió los recuerdos de lo que había visto en unos cuadernos que, sesenta años más tarde, le han servido para escribir este libro estremecedor, que es el mejor relato de los últimos días de Hitler, vividos en una atmósfera obsesiva, mientras las ratas huían del barco, los fieles se emborrachaban y Magda Goebbels llevaba a sus seis hijos para darles muerte al lado del Führer.