Tolstói combatió en la guerra de Crimea, donde se enfrentaron las tropas rusas contra las de la alianza turco-anglo-francesa. Se incorporó en noviembre de 1854 como oficial de artillería, en Sebastopol, una ciudad sitiada. El sitio se prolongaría durante un año, y fue uno de los episodios más decisivos de una guerra que acabó inclinándose a favor de los ejércitos aliados contra Rusia.
Esta experiencia en los campos de batalla afectó profundamente al joven oficial, resultando decisiva a la hora de iniciar su vocación como escritor y de cambiar su pensamiento patriótico, con el que llegó a Crimea, por el de un defensor de la "no violencia activa".
La obra que aquí presentamos es fruto de esas experiencias. El propio Tolstói nos cuenta, en uno de sus pensamientos: "No es el camino de la violencia el que nos conducirá a la paz deseada; es la misma paz, o mejor, la rebeldía pasiva".