No ha sido fácil; la gente de El Jueves se vio obligada a recoger experiencias de los rincones más
recónditos y sorprendentes de los barrios altos y el lumpen más underground, pero aquí está el resultado. El Jueves,
consciente de las necesidades de sus lectores, asumió como propia la iniciativa de la pedagogía del sexo, y desde el
principio derramó (con perdón) su experiencia y llegó a extremos insondables, todo con tal de mostrar la verdad a un
lectorado que andaba en la inopia. El caso es que en estos últimos decenios hemos pasado por muchas cosas en este país,
y una de ellas ha sido esa regularización del sexo que algunos se empeñan en obviar, pero que la gente de la calle
tiene más o menos asumida.