· Nos reunimos más veces en los bares que en el salón de nuestra casa; y es que nuestras cañas cuestan un euro y medio.
· No llenamos de velas las habitaciones, pero tenemos sol los trescientos sesenta y cinco días del año.
· No cocinamos esponjosos bizcochos de zanahoria y jengibre porque para esponjosa tenemos nuestra tortilla de patata.
Si quieres descubrir los verdaderos placeres de la vida a la española, este es tu libro.
Porque nos vale tan solo con que nos digan que invita la casa, que la declaración nos ha salido a devolver, que la pizza ya está en camino o que los festivos caen perfectos para hacer puente. Está claro que los españoles somos felices con pequeñas cosas.