Días malditos no es un diario en el sentido tradicional, sino una obra literaria de composición hermosa y estricta. Se basa en las notas que Bunin escribió bajo la impresión de los acontecimientos de los años 1918 y 1919 en Moscú y Odessa, acontecimientos que fueron decisivos no sólo para Rusia, sino para el propio destino del escritor, y que forzaron su exilio definitivo en 1920. Así, estas memorias ocupan un lugar privilegiado en la herencia de Bunin, como reflexiones sobre la posibilidad de la literatura en un mundo convulsionado y violento.