Daniel el Mochuelo intuye a sus once años que su camino está en la aldea, junto a sus amigos, sus gentes y sus pájaros. Pero su padre quiere que vaya a la ciudad a estudiar el Bachillerato. A lo largo de la noche que precede a la partida, Daniel, insomne, con un nudo en la garganta, evocará sus correrías con sus amigos —Roque el Moñigo y Germán el Tiñoso— a través de los campos descubriendo el cielo y la tierra, y revivirá las andanzas de la gente sencilla de la aldea.
«Lo digo ya, y así me ahorro repetirlo más veces: El camino es una obra maestra. Como la novela fue un éxito desde su misma aparición, agotando ediciones una detrás de otra y convirtiéndose muy pronto en texto de referencia académica —aunque la adaptación al cine llegó un poco tarde, en 1976—, forma parte ya
del paisaje cultural español.» SERGIO DEL MOLINO