Cuando Carlo regresa a Barcelona tras la muerte de su madre,
no pensaba encontrarse tan rápidamente con su pasado. Victoria
y Miguel han acudido al tanatorio a consolarlo. Él, su mejor amigo
desde la infancia. Ella, su amor de juventud. Victoria y Miguel
ahora están casados. Tras ese reencuentro, el matrimonio invita
a Carlo a pasar el verano con ellos en el Empordà, una propuesta
que este acepta. La relación entre Victoria y Miguel no pasa por
su mejor momento, así que, para ambos, la llegada de Carlo supone
un estímulo a su rutina aunque tendrá consecuencias que
en ese momento ninguno de los tres son capaces de prever.