Rosario lleva el pelo corto como un chico para que no se le enreden las circunstancias, que son muchas y variables. Los inagotables son, en principio, Joe y Moe, un par de haraganes que se pasan la vida ramoneando, como dios manda. El resto de personajes que pueblan estas páginas son una tropa de secundarios que, si se pusieran a ello, tal vez podrían dar un gran golpe y vivir de las rentas, pero que han optado por tomar cerveza toda la noche, abrirse un videoclub, montar una banda de pop-rock, darse un paseo en Cadillac o pedirse una pizza y verlas venir. Todos surcan el cinismo, van haciendo, viven sin aliento pero respiran por el diafragma. No hay prisa ninguna.
Laperla y Prior, pareja de dos, toman los lugares comunes de la ficción norteamericana para servirnos ?por supuesto en vaso ancho? una modulación del género negro cosechada en algún lugar entre los Hernandez Bros y los hermanos Coen.