Desde que Hans Asperger describiera por primera vez este síndrome, cada año se diagnostican más casos, y es frecuente que sean niños con serios problemas de aceptación durante la etapa escolar. Sus compañeros los ven físicamente normales, pero con ciertas rarezas en algunos comportamientos, que se toman como excentricidades y no como dificultades. Y son estas rarezas las que provocan el rechazo. Está en nuestra mano cambiar la percepción de esas rarezas por la visión de unas dificultades que hay que ayudar a superar.
Sólo así se logrará una correcta integración, sobre todo en el ámbito escolar.