Las flores nos aportan sabores exóticos y sorprendentes que pueden hacer de la cocina algo novedoso y atractivo, pero si revisamos los recetarios antiguos nos damos cuenta de que las diferentes cocinas del pasado ya usaban estas maravillas culinarias. Las flores, aparte de su sabor y aroma, aportan un atractivo visual a numerosos platos, vinos y tienen matices de frescura, con sabores inusuales que sorprenden al comensal. Aunque a veces solo se utilicen de forma decorativa por sus llamativos colores y los atractivos olores que desprenden, de los que no cabe duda, estimulan los sentidos. Son innumerables las flores que se emplean: pétalos de rosa recién cortados, magnolia, jazmín, flores de azahar, de malva, de mejorana, violetas, la hierba luisa, capuchina...