Su nariz es demasiado grande. La escuela es un rollo.
Sus padres están más tontos que nunca. Su hermanita pequeña moja la cama. Y, por si fuera poco, su gato ataca a todos los animales del vecindario. Georgia está rodeada de gente, pero muchas veces se siente muy sola.
Te presentamos las confesiones de Georgette Nicolson, un diario delirante que podrías haber escrito tú misma
Después de acudir a una fiesta de disfraces vestida de aceituna rellena, un suceso memorable que sus amigas no dudan en recordar a carcajada limpia, Georgia se considera carne de cañón para la soltería, sobre todo después de afeitarse las cejas sin quererlo. «A no ser que un chico guapísimo se pierda, venga a parar a esta calle y consiga subir por las escaleras hasta mi habitación con los ojos vendados, seguiré encerrada para siempre entre estas cuatro paredes.»
Sin embargo, la aparición en escena del chico ideal, el dios Sexy, deja babeando a nuestra protagonista, que decide seguir un curso acelerado de besos con la esperanza oculta de ponerlo en práctica con él. Pero antes tendrá que luchar a brazo partido contra sus competidoras más directas, y mientras tanto, no podrá evitar pasárselo en grande.