Había un niño que salía todos los días,
y el primer objeto que miraba, en ese objeto se convertía.
Miguel nunca se hubiera imaginado que estas palabras del genial poeta americano Walt Whitman, que un día le recitó un mendigo en el hipermercado, pudieran acercarle de esa manera a la vida de otras personas. Sólo a través de otro genial escritor, Alfredo Gómez Cerdá, el joven Miguel, y todos los lectores, podrán vivir la angustia, la soledad o la desolación de personajes marginales, en quienes, en la mayoría de los casos, no nos paramos a pensar.
Las ilustraciones de Javier Zabala hacen de la historia un libro que, sin duda, sorprenderá por su emotividad y calidad literaria.