“Mira bien Fernando, que luego tendrás que hacer la crónica de todo esto, que no se te escape ningún detalle por truculento que sea - pensé con amargura - que la sangre tendrá que estar caliente cuando la describas en tus cuadernos, que los gritos deberán seguir siendo gritos y la muerte, definida como triunfo.”
Fernando Espárrago nunca imaginó que su viaje a Perú como cronista de la conquista junto a Pizarro cambiaría tanto su manera de pensar, de comprender, de vivir…
En este relato se nos ofrece una visión diferente de este hecho histórico. La de un hombre asombrado al conocer el Nuevo Mundo que plasma en sus notas la valentía de un pueblo honesto que detesta la mentira y el egoísmo; el sufrimiento y soledad del soberano Inca AtaHuallpa, hombre inteligente que agoniza cuando se sabe conocedor de su destino tras meses de cautiverio y amistad con muchos de los españoles, que, aunque aprendieron su lengua, fueron incapaces de conocer sus sentimientos; la magia de una niña, Illencka, que le descubre costumbres y tradiciones; la confusión e impotencia de algunos conquistadores que se debaten entre la admiración y el respeto a este pueblo y su soberano, y la presión de quienes sólo ambicionaron riquezas y honores a su regreso a España…