Oreja de Árbol, un huérfano coreano, fue bautizado con ese nombre por un tipo de seta que crece en los
árboles. Sobrevive durmiendo debajo de un puente y tiene que buscarse la comida. Su vida cambia el día que rompe
accidentalmente una de las piezas de Min, el mejor ceramista de la zona. Oreja de Árbol deberá trabajar durante nueve
días en el taller de Min para compensar el estropicio. Ese periodo de tiempo es suficiente para que el niño quede
fascinado por lo milagroso de su arte y sueñe con ser capaz, algún día, de hacer él mismo una vasija. El destino, sin
embargo, lo llevará por caminos inesperados, con peligros y recompensas difíciles de imaginar.