Cuando James M. Barrie, el creador de Peter Pan, escribió PETER PAN Y WENDY era consciente de que estaba reflejando un drama eterno, más allá del cambio de las modas y del transcurrir del tiempo: el fin inevitable de la infancia y la consiguiente entrada en el mundo de los adultos; el paso del reino de la fantasís, la imaginación y la inocencia, a un mundo de obligaciones, aburrimiento y materialismo; un lugar, en definitiva, en el que ya no queda sitio para la felicidad.
Pero PETER PAN Y WENDY se ha convertido en un clásico de la literatura infantil porque el talante de Barrie se elevó por encima de su melancólico mensaje y plasmó con humor y amenidad la magia de la infancia y el inevitable camino que lleva a su extinción.