Viento en los Sauces nació como una obra para gustar y distraer a un niño. No deben buscarse, por tanto, demasiados simbolismos. Sin embargo, el resultado es un canto a la vida sencilla en contacto con la naturaleza y también al hogar, modesto pero acogedor.
Todo ello está revestido de dos elementos: el humor y la poesía. El humor, muy sutil, abunda en los diálogos y en las peripecias de los personajes; la poesía impregna todo el relato pero muy especialmente las descripciones de la naturaleza, cuyo realismo el autor equilibra con bellas ímagenes y metáforas.