Príncipes o plebeyos, los protagonistas de estos relatos, tras vencer muchas pruebas y desdichas, culminarán sus empresas, alcanzarán la felicidad. Y es que el final feliz pertenece a la esencia de los llamados cuentos de hadas, esas narraciones que buscan la savia nutricia en el substrato de lo prodigioso y hacen abrirse en el campo de nuestra razón la flor de la fantasía.
Actuando como sortilegios, las palabras anudadas de los párrafos nos permitirán conocer el lenguaje de los animales, el espíritu que anima los objetos. Y las páginas encantadas de los Cuentos de los hermanos Grimm nos prestarán las alas con las que viajaremos al encuentro de nuestra inocencia perdida.