En la producción cuentística de Pedro Antonio de Alarcón resplandecen la espontaneidad, la gracia, la energía, la imaginación y su mejor talante narrativo.
El adecuado equilibrio que el autor es capaz de conseguir entre los distintos ingredientes del cuento -narración, diálogo, descripciones, caracterización de los personajes...-, sobresaliendo por encima de ellos el argumento o trama, trae como consecuencia un prodigioso avance en la fijación del cuento literario español.