Los Cuentos de la Selva son narraciones engendradas por el cariño y la melancolía, por el recuerdo del descubrimiento de una naturaleza exuberante, por la nostalgia de la selva en toda su magnificencia. Son cuentos que, como las fábulas de los clásicos, necesitan alcanzar una moraleja, a la vez que subrayan unos valores morales.
En Cuentos de la Selva, Horacio Quiroga marca los aspectos más destacados de su estilo: una espontaneidad sin límites, siempre una gran viveza y, a veces, un cierto laconismo, que funcionan como elementos logrados de un impresionismo narrativo sobresaliente. También demuestra Quiroga un conocimiento de la naturaleza y de los hábitos de los animales que pueblan la selva, en grado ciertamente atinado para su época.