En "Moby Dick", Melville reflexiona sobre la maldad, encarnada en los dos protagonistas: por un lado, la ballena, que representa el mal sin sentido, pues destruye lo que encuentra, y por otro, el capitán Ahab, que muestra una maldad obstinada, ya que es su odio personal y su deseo de venganza lo que le mueve a perseguirla aunque arriesgue la vida de su gente.