«Fresán conjura una escritura hipnótica de rara belleza.
Melvill es una invitación a caminar sobre el hielo.»
MARIANA ENRIQUEZ
Regístrese y archívese, aunque se prefiera no hacerlo: Es la noche del 10 de diciembre de 1831 y Allan Melvill cruza a pie el congelado río Hudson.
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A partir de las figuras de Herman Melville y de su padre Allan Melvill #surcando días de infancia junto al lecho de un alucinado y noches de escritor crepuscular que ya no empuña pluma ni arpón# Melvill sale a la caza del enigma de la siempre huérfana vocación literaria, del legado del estigma familiar, de los navegantes de la ficción y de los náufragos de la realidad.
Reseñas:
«Melvill es una invocación, una séance: las voces del padre y del hijo atraviesan el tiempo para hablar del fracaso y del genio, de los misterios de la ballena y de los vampiros en el cielo de la noche. Fresán conjura a estos herederos de la tristeza y la obsesión con una escritura hipnótica de rara belleza. Esta novela es una invitación a caminar sobre el hielo.»
Mariana Enriquez
«Quienes creamos en el placer de la fidelidad al recorrido de un autor disfrutaremos de lo lindo con la filigrana de Melvill [#] por su intensidad dramática y su plena autonomía. [#] Si la obra del argentino puede leerse como una única frase infinitamente poblada de derivas y subordinaciones, Melvill supone un relanzamiento hermoso. [#] Es una novela atravesada por un halo romántico o gótico, pero esencialmente hogareña en sus revelaciones finales: en cierto modo, narra un viaje de vuelta a casa. O, para parafrasear un aforismo de Cristóbal Serra, Melvill pasea sobre el hielo# Y sale candente». Nadal Suau, El Cultural
«Una novela que nos hace viajar en el tiempo (y en todos los tiempos al mismo tiempo) de la literatura para quizás embarcarnos rumbo a la vida y obra de Herman Melville con gran voracidad y asomarnos a ese ballenero en el que siempre están todas las luces encendidas. Así, Melvill es una novela iluminada (a la manera de los manuscritos medievales: siempre conjurando comentarios y anotaciones) e iluminadora. Se sale de ella con otros ojos». María José Navia, El Mercurio (Chile)
Sobre el autor y su obra:
«Debe ser muy triste no amar a los libros de Rodrigo Fresán.»
Cristophe Claro, Le Monde
«Rodrigo Fresán es un escritor maravilloso.»
John Banville
«Prosa que arde como si Nabokov siguiera, imperturbable, moviendo alfiles en los atardeceres de Montreux; es decir, como si se pudiera seguir escribiendo como en los buenos tiempos.»
Enrique Vila-Matas, El País
«Lo que me pregunto es cómo consiguió Rodrigo Fresán este enorme sistema de conexiones asociativas monstruosas, cómo hizo para sostener un estado de iluminación irrespetuoso y devastador constante.»,
Daniel Guebel, Perfil
«A lo largo de todos estos años he visto, en Fresán, la apabullante coherencia de alguien profundamente entregado a la idea de la literatura.»
Leila Guerriero, Eterna Cadencia
«Si Borges y Pynchon se caen de un bote, será Fresán quien emergerá de esas aguas.»
Gilles Heuré, Télérama
«Aquellos que presuman de posliterarios porque leen con fruición a David Foster Wallace es que no conocen al hombre que, en las montañas de Collserola, rodeado de jabalíes, escribe libros que, un día, tal vez encapsularemos para que otras civilizaciones comprendan lo que llegó a suceder en la literatura del siglo XXI»
Xavi Ayén, La Vanguardia
«Novelas salvajemente originales.»
Anderson Tepper, Vanity Fair USA
«Ecos de las mejores novelas de Thomas Pynchon y de William Gaddis.»
Thierry Clermont, Le Figaro
«Fresán es un maestro.»,
del acta del jurado del Best Translated Book Award 2018, USA.