Durante aproximadamente cinco mil años, la cultura patriarcal, androcéntrica, ha tratado de reprimir a la Diosa y someter a la mujer. Fijándose en la adoración a la muerte, la guerra y el sufrimiento, dado que toda represión trae ira. Generando así sociedades autolíticas, fruto de neurosis de control que desembocan en enfermedades psicogénicas de masas, como la mutilación y auto mutilación sexual.
Pero, para sanar, es imprescindible entender lo que clama ser sanado.
Ensayo de Hermenéutica sacra sobre cómo lo espejado en Dios es la Diosa. Mostrándola tal cual es, una entidad atemporal, irreductible, incombatible, tejedora de conciencias, que se transmite a través de madre y se burla de la incredulidad del ser, exhibiéndose a ojos de todos mediante lo simbólico, lo absurdo y los juegos de palabras, aflorando en el mito, la religión, la liturgia y el arte.