Pocos ensayos tan míticos e influyentes como Silencios, el seminal texto de Tillie Olsen sobre la invisibilización a la que se ven forzados escritores y escritoras por su clase social, género o color de piel. A través de cartas, dietarios y testimonios de numerosos autores, así como de su propia experiencia, Olsen escarba en las desventajas colectivas que hacen enmudecer a los escritores y bloquean la creación, dibujando así una suerte de canon literario de los silenciados que revolucionó los estudios literarios estadounidenses en los años sesenta. La escritora presenta estos silencios en clave política, reclamando todas aquellas voces que no han tenido la oportunidad de emerger.
Asimismo, en Una de doce, el segundo de los ensayos que recoge este volumen, Olsen se centra en la invisibilización de las escritoras, en la devaluación, por parte de la crítica, de los temas sobre los que escriben, la autocensura y la combinación, siempre problemática, de creación y maternidad, de escritura y cuidados. Lejos de un discurso derrotista, las palabras de Olsen siempre están escritas para alentar, para transformar lo singular en plural, «desde la conciencia de redes y vínculos», tal y como subraya Marta Sanz en un magnífico prólogo en el que despliega una lectura personal y política del texto.
Silencios tiene la potencia de Un cuarto propio de Virgina Woolf o Cómo acabar con la escritura de las mujeres de Joanna Russ y su contenido es tan vigente hoy como cuando fue escrito hace más de cincuenta años.
Respeto se queda corto, «reverencia» es la palabra. Margaret Atwood
Una de las escritoras más influyentes de la literatura norteamericana. Jane Lazarre
Silencios, al igual que Una habitación propia, serán citados para hablar de las circunstancias en las que es posible la literatura. Adrienne Rich
Tillie Olsen, Grace Paley y Jane Bowles. Estas mujeres son de generaciones mayores que la mía, al igual que (por poco) Lucia Berlin. No creo que eso importe. Pero soy admiradora de todas ellas. Lydia Davis.