Considerada como uno de los mejores filmes de todos los tiempos, Vértigo trasciende sus artimañas del thriller para convertirse en un perturbador estudio de la obsesión y el deseo. La cuarta y última colaboración entre Alfred Hitchcock y Ja mes Stewart muestra una oscura actuación de una estrella que hasta hacía poco se había considerado el típico tipo amable estadounidense. In terpreta a Scottie, un expolicía atormentado por la muerte de un colega, al que un viejo amigo le pide que siga a su mujer psicológicamente perturbada. Cuando parece que ella se suicida, el dolor consume a Scottie. En sentimiento se convierte en obsesión y, después, en amenaza apenas contenida cuando se encuentra con la doble de la mujer muerta. Con su expresivo uso del color, Vértigo constituye una perturbadora exploración del efecto devastador del deseo y la culpa. Es posible que Scottie sea el héroe, pero su obsesión, que raya en la ira, le empuja hacia un terreno moralmente ambiguo. Su dolor le paraliza emocionalmente y le priva de toda razón. En colaboración con su equipo habitual formado por el diseñador de títulos Saul Bass y el compositor Bernard Herrmann, que proporcionó la banda sonora más lograda de sus películas con Hitchcock, el director firmó una obra maestra profundamente perturbadora; sin duda, su película más compleja e inquitante. Veinte prestigiosos historiadores y críticos de cine desgranan los mil y un temas que subyacen en esta obra maestra del mago del suspense.