En el año 476 d.C. Rómulo Augusto, el último emperador que gobernó en Roma, fue depuesto, sin oposición, por el bárbaro Odoacro. Este hito marcó el final definitivo, e incluso silencioso, de cinco siglos de dominación imperial. Fue la muerte anunciada por una larga decadencia que había empezado con Marco Aurelio, tres siglos antes, cuando Roma era aún la mayor superpotencia del mundo. Adrian Goldsworthy —recurriendo a las fuentes originales y a las últimas investigaciones arqueológicas— nos presenta un relato estremecedor de la caída del Imperio romano. Un largo proceso que duró trescientos años en el que se vivieron el caos del siglo III, el cisma del IV o el colapso final en el V. En estas páginas cobran vida personajes fascinantes como Caracalla, Constantino, Teodosio, Alarico o Atila que comparten protagonismo con oscuras conjuras, sangrientas batallas, sorprendentes romances y muchos otros acontecimientos de la mano de uno de los mejores historiadores de la Antigüedad, que responde a algunas de las grandes preguntas de la historia universal: ¿cómo desapareció la superpotencia romana? ¿Cómo murió Occidente?